Los medios locales italianos han anunciado esta mañana la llegada a L'Aquila del presidente de la República, Giorgio Napolitano. El presidente italiano quiere rendir homenaje a las víctimas del seísmo y se ha reunido con los responsables de los servicios de Protección Civil. "Estoy aquí por el dolor y el sentimiento, no para hacerme la foto", ha asegurado Napolitano al llegar a la localidad más devastada por el terremoto del pasado lunes. " "Esto es un esfuerzo de eficiencia y de generosidad extraordinaria en el ámbito de las organizaciones del Estado y de la movilización de los ciudadanos", ha añadido después de visitar el centro de coordinación de la Protección Civil en la escuela de la Guardia de Finanzas de L'Aquila, donde se ha establecido el depósito de cadáveres de la tragedia.
Las palabras de Napolitano contrastan con las del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que aseguró aye que las víctimas podían tomarse la tragedia "como un fin de semana de cámping". "Están bien aquí, reciben un magnífico apoyo y amabilidad por parte de nuestros equipos de salvamento. No les falta de nada, tienen medicamentos y alimentos, comida caliente...Por supuesto todo es absolutamente provisional y, por eso, hay que tomarlo como un fin de semana de cámping", dijo Berlusconi en una entrevista con una corresponsal de televisión alemana.
Mientras tanto, una nueva y potente réplica ha sacudido la zona en la madrugada de hoy con una magnitud de 5,3 en la escala de Richter. La misma magnitud que alcanzó otra registrada el martes y algo por debajo de la del lunes, que llegó a 6,3. Todas ellas se pudieron sentir incluso en Roma.
El nuevo seísmo ha causado daños materiales en algunos edificios aunque hasta el momento se desconoce si puede haber producido un aumento del número de víctimas mortales. El último balance oficial marca que al menos hay 279 muertos y 1.600 heridos.
Evacuación cárcel
Las continuas réplicas obligaron ayer al Gobierno a trasladar a los 141 presos de la cárcel L'Costarelle a otros centros penitenciarios. "No es que las estructuras del edificio estén en peligro. Se trata de una medida cautelar", explicó el ministro de Justicia, Angelino Alfano, delante de la cárcel. Sobre la cabeza del ministro una grieta de 15 centímetros culebreaba por el marco de la puerta.
Las sacudidas que ha padecido L'Aquila en los últimos días debieron alterar los ánimos del capo siciliano Salvatore Madonia y de la terrorista de las Brigadas Rojas Nadia Desdemona Lioce. Ambos se encuentran, junto a otros 79 reclusos, en régimen de máxima seguridad en la segunda cárcel de Italia que concentra al mayor número de mafiosos.
"Es la mayor operación de este tipo realizada en este país", añadió el ministro. "La iniciamos a las dos de la madrugada del miércoles y la terminamos 10 horas después. Han intervenido 200 personas y 70 camionetas".
Minutos después de que Alfano visitara la cárcel vacía, el primer ministro, Silvio Berlusconi, entró en el edificio de la sede de la Guardia de Finanza en L'Aquila y al momento a las 12.36 se produjo otra sacudida. Toda la comitiva se detuvo durante unos 15 segundos y después emprendió la marcha. Este tipo de temblores dificulta las labores de rescate.
42 horas bajo los escombros
El martes los bomberos lograron rescatar a Eleonora, de 21 años, tras 42 horas bajo las ruinas. Lo primero que dijo es que le dieran un poco de agua. Y después preguntó por sus padres. Los bomberos continuaban metiéndose en el interior de los edificios como en el estómago de una bestia gigantesca. Cuando la bestia ruge, los bomberos salen corriendo, retroceden los periodistas y los curiosos y en seguida vuelven a meterse los bomberos en el edificio.
A las siete de la tarde volvió a sentirse una sacudida en el patio de una casa de L'Aquila. Esta vez no solo temblaron las mesas sino que se oyó el crujir de las piedras y los habitantes de la casa salieron corriendo del interior. Los hoteles de este municipio de 70.000 habitantes continúan cerrados, las casas del centro histórico medieval, desalojadas, y el principal hospital, vacío de enfermos y médicos.
Ayer quedaban unas 20 o 30 personas desaparecidas. Y muchas familias no se atrevían a dormir en casa, después de ver cómo tembló la tierra el pasado lunes y sus vidas cambiaron para siempre.